Justa venganza en el traidor

 

B. Antón / Castrillo - jueves, 07 de agosto de 2014

Los vecinos de Castrillo de la Reina ponen en escena, desde mañana y hasta el domingo, la representación Los Siete Infantes de Lara, un clásico que cada verano bordan consiguiendo trasladar a los espectadores a finales del siglo X

 

 

Presenciar Los Siete Infantes de Lara es ser testigo de un magnífico trabajo interpretativo, de una gran puesta en escena, de cuidar detalles, de grandes momentos emotivos y sobre todo de la gran ilusión que ponen en cada representación los vecinos de Castrillo de la Reina para bordar sobre el escenario esta obra adaptada del texto El Bastardo Mudarra, escrita por Lope de Vega en el siglo XVI.
Solo un trabajo realizado con tanto cariño y mimo, pero ante todo bien hecho, puede ser capaz de arrastrar cada verano a más de mil espectadores para presenciar el espectáculo. Y ya son muchos, veranos y espectadores, los que han pasado desde la primera función y los que avalan que esta historia esté más viva que nunca.
Mañana cuando el reloj de la iglesia, en cuyo atrio se desarrolla esta historia creando un escenario magistral, anuncie las 10 de la noche, se levantará el telón de esta XXIII edición. Ruy Velázquez, Doña Lambra, Gonzalo Gustios, los Siete Infantes y Almanzor, entre otros personajes, resurgirán sobre el escenario para relatar, consiguiendo involucrar al público desde el inicio, esta leyenda marcada por el odio, la traición, el amor y la venganza.
Adaptada y dirigida por Abilio Abad Izquierdo, que vive con gran intensidad tanto la preparación como cada uno de las representaciones, la obra cuenta con una impresionante ambientación y con escenas cuidadas con una delicadeza exquisita y de gran emoción contenida, como el momento en el que aparece el cofre con las cabezas y Gonzalo Gustios va describiendo, ante la cabeza de cada uno de sus hijos las virtudes que les adornaban, así como la que describe el encuentro del mismo Gonzalo con su hijo, Mudarra, sin olvidar la procesión final, espectacular y de una plasticidad difícilmente superable.
Es destacable, totalmente adaptado a la época y muy vistoso, el vestuario que utilizan cada uno de los personajes que dan vida a esta trágica histórica. «El vestido de Doña Lambra está bordado con hilo de oro y muchos de los pares de botas que portan algunos personajes son procedentes de Bielorrusia, ya que pensamos que este tipo de calzado, el que usaban los cosacos, se ajustaba más a nuestros personajes», relata Abilio Abad, siempre buscando la perfección y que este año cambiará de vestuario a Almanzor.
A pesar de transmitir siempre la misma historia, el equipo, que saca adelante este proyecto desde hace más de dos décadas, busca seguir progresando y cada edición añaden algunos detalles que contribuyen a ello. «Este año se ha mejorado los equipos de luz y sonido, hemos adornado los púlpitos donde se sitúan las relatoras y también se han repujado las andas donde se trasladan las cabezas y los cascos de los árabes», explica el director. «Hemos buscado ya tanto el perfeccionamiento en cada escena que ahora nos centramos en esos otros detalles para que aparezcan cuadros más bellos. Además del sentimiento que aportan cada uno de los actores, perseguimos una plasticidad más hermosa», añade.
Esta emotiva representación de una de las historias más apasionadas de la épica medieval española podrá verse en tres pases durante este fin de semana, desde mañana y hasta el domingo, a las 22 horas, en el atrio de la iglesia de Castrillo. Los interesados pueden reservar su entrada en el teléfono 676 356 766 o adquirirla en taquilla en el Ayuntamiento en horario de 18 a 21 horas.

 

 

«Gonzalo Gustios sufre mucho y es un personaje difícil de interpretar» B. Antón / Castrillo - jueves, 07 de agosto de 2014 Hipólito Rubio | Gonzalo GustiosEsta edición será la decimotercera en la que este actor amateur se meta en la piel del padre de los Siete Infantes de Lara. Pese a su experiencia reconoce que los nervios antes de salir a escena siempre están presente Hipólito Rubio camina hacia su decimotercera edición interpretando a Gonzalo Gustios, el padre de los Siete Infantes de Lara. Metido en la piel de un personaje difícil de dar vida por la carga de dolor que soporta durante toda la obra, el actor amateur castrillense confiesa que los nervios siempre aparecen cuando el telón está a punto de abrirse, a pesar de la experiencia ya sobre las tablas. ¿Cuánto tiempo lleva siendo Gonzalo Gustios en la ficción?
Desde el año 2002. Durante los dos primeros años sólo hacia la mitad de la obra y la otra mitad la interpretaba otro actor. Esta será mi decimotercera edición.
¿Cómo define a Gonzalo Gustios?
Es un hombre que sufre mucho y es un personaje difícil de interpretar porque durante gran parte de la obra está llorando y pasándolo mal.
¿Cuál es el momento más difícil para usted a la hora de interpretar al padre de los Siete Infantes?
Cuando estoy prisionero en Córdoba y hasta allí llevan el arcón con las cabezas de mis hijos muertos, a los que voy identificando uno a uno, contando sus virtudes.
Con la dificultad añadida de que va perdiendo visión y al final de la obra interpreta a un Gonzalo Gustios ya ciego de tanto llorar.
Sí, pero es más fácil esa parte aunque ya esté ciego que la otra, que tiene mucha más carga emocional. Las escenas más complicadas para mi se encuentran en el primer y en el segundo acto, el tercero me resulta más llevadero.
¿Cómo ha preparado este personaje, siendo un actor amateur, sin formación?
Ensayando mucho, ensayando solo y en el trabajo. El primer año que hice la obra completa, Abilio, el director, me dio solo una semana de plazo para aprenderme la parte que hasta ese momento había hecho otro actor. Así que, a base de ensayos. Me ayudaba un compañero, el me daba pie y yo le contestaba. Lo repetíamos muchas veces, hasta que acababa saliendo.
¿Después de tantos años siendo Gonzalo Gustios le sigue costando meterse en el personaje o ya lo hace de forma mecánica?
Sigue costando igual. Como el primer día no, pero no faltan nervios. Siempre aparece el gusanillo y la sensación de que te quedas en blanco momentos antes de empezar. El papel no se olvida, pero la tensión en el momento de salir provoca esa sensación. Si no existiera esa tensión en todos los actores, la obra no saldría como sale.
¿Cuál cree que es el secreto de los Siete Infantes de Lara?
Es complicado saberlo. Para nosotros es un milagro que siga saliendo adelante. La clave puede ser la armonía que existe entre todos los que participamos en ella, sino, sería imposible hacerlo.
¿Qué es lo que más le fascina de esta historia-leyenda de los Siete Infantes?
Toda ella. Muchas veces, sólo de ver a mis compañeros como interpretan ciertas escenas, se me pone la piel de gallina. Eso me pasa siempre, desde dentro también se vive con esa emoción que despertamos en el público.
¿Qué significa para ti esta obra?
Es algo que ya está unido y relacionado con Castrillo de la Reina. Llega el verano y es sentir que ya comienzan los Siete Infantes.
¿Le ha pasado que por la calle le hayan reconocido con Gonzalo Gustios?
Si, en muchos sitios. Yo trabajo en Burgos y ha habido gente que me ha parado y me ha preguntado: Oye, ¿tú trabajas en los Siete Infantes de Lara? También me reconocen por la voz. En los pueblos de la zona nos conocemos todos, saben quien soy y que salgo en la obra, pero en Burgos, varias veces me han llamado la atención.
¿Cómo anima a la gente a que venga a Castrillo a ver esta obra?
Se van encontrar un pueblo maravilloso, una gente estupenda y una obra de teatro que es de lo mejor que hay en toda la comarca. Todos los actores y las personas que participan son estupendos.